ESCULTURA A FINALES DEL SIGLO XIX. EL REALISMO: RODIN
Se caracteriza por ser la más ajustada aproximación a lo natural, que en escultura se calibra por la semejanza con el modelo, las manifestaciones escultóricas representan, las vicisitudes de los estilos históricos, que tuvieron una inclinación a la ruda firmeza y tensión del primitivo renacimiento Italiano.
Entre los principales escultores podemos nombrar a:
AUGUSTE RODIN (1840–1917)
El principal representante de la corriente realista-impresionista. Sostenía que una estatua se levantará totalmente libre y aguantará la contemplación desde cualquier punto, guardando siempre relación.
Tales son, en efecto, los dos rasgos más sobresalientes de la escultura de Rodin, integración de los distintos puntos de vista en un volumen equilibrado y vigoroso, capaz de sugerir la ilusión de movimiento y el tratamiento pictórico de las superficies. Fue considerado también, como el gran modelador en la historia de la escultura. Sus obras:
Los burgueses de Calais, obra famosa.
El pensador.
Las Oleanidas.
El beso.
Desesperación.
La catedral.
Honorato de Balzac.
La edad de bronce.
Eterna primavera.
El ídolo eterno.
La puerta del infierno.
Tres sombras y Adán y Eva, entre otras.
Otros artistas fueron:
EMILE-ANTOINE BOURDELLE (1861–1929)
Se caracterizó por la monumentalidad de sus obras: Hércules arquero (1908)
ALEXANDER CHARPENTIER (1856–1909)
Trabajó en barro policromado con la finalidad de adornar edificios: Los panaderos.
JEAN-BAPTISTE CARPEAUX (1827-1875)
Discípulo de Rude, su arte se complace especialmente en representar con vigorosa plenitud y gran sentido artístico-espacial, florecientes desnudos femeninos, con la pureza de las líneas renacentistas. Entre sus obras más destacadas nombramos:
Ugolino con sus hijos en la torre del hombre, en bronce.
La danza en alto rellieve.
Filoctetes en lemnos.
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